martes, 27 de marzo de 2012

Mahamud


Mahamud es piedra, adobe y campo. Mahamud es tierra de vides, pino y cereal. Mahamud es historia. Y arte centenario…
A mediados de mes nos acercamos a esta villa del suroeste de la provincia, cercana a otros bellos pueblos como Santa María del Campo o Villahoz, localidades que merecen también mucho la pena y que algún día visitarán este blog. Y recogimos unas cuantas historias que ahora vamos a contar con la magia que merecen…

CÓMO LLEGAR
Existen varias rutas para acercarse a Mahamud desde Burgos. Nosotros elegimos la BU-P-1001, conocida popularmente como la carretera de Arcos. Tras pasar por Villagonzalo Pedernales nos adentramos en los Campos de Muñó y la tierra de páramos, pasando por localidades como Presencio o Ciadoncha. Llegamos a un cruce frente a una gasolinera. A la derecha entramos a Santa María del Campo. A la izquierda, y tras dos kilómetros, llegamos a Mahamud. Son unos 47 kms.

UN POCO DE HISTORIA
El asentamiento de pobladores en esta pequeña pero ilustre localidad se remonta al siglo IX, en plena repoblación de todo el valle del Arlanza, al oeste de la provincia tras la Reconquista. El origen de estas gentes era en su mayoría mozárabes y vascones.
Su proximidad a la vía romana que unía Clunia y Cantabria hizo que la villa fuese muy transitada por comerciantes y grupos de nómadas, dando al pueblo un ambiente de gran actividad económica, social y cultural.
Su propio nombre, Mahamud, proviene del héroe musulmán del mismo nombre, un personaje muy respetado entre árabes y cristianos.
La localidad se hizo un hueco en la historia de España en 1507, cuando Fernando el Católico impuso el capelo cardenalicio en Mahamud a Francisco Jiménez Cisneros, además de nombrarle inquisidor general. El porqué de la celebración en Mahamud de este importante acontecimiento en esta villa es el siguiente:
A lo largo de varios meses viajó desde Burgos a Granada el cortejo fúnebre con el cadáver de Felipe el Hermoso comandado por su esposa, Juana I de Castilla. Durante este trayecto se hicieron varias paradas para reponer fuerzas y alimentos, además de solventar asuntos políticos. Una de ellas aconteció en Santa María del Campo, donde Juana la Loca y su corte permanecieron varios meses, ella alojada en la Casa del Cordón (de la que hoy quedan unos restos en una vivienda rehabilitada) mientras que el cuerpo de su marido era velado en la iglesia de la Asunción. Entonces llegó Fernando el Católico con el capelo, concedido por el papa Julio II, para proclamar cardenal a Cisneros en dicho templo. Juana prohibió la celebración de actos y fiestas en el entorno de su duelo por lo que trasladaron dicha ceremonia a la cercana villa de Mahamud.
Un siglo después, en 1608 Felipe III concedió a Francisco de Sandoval y Rojas, Duque de Lerma, el señorío jurisdiccional hereditario sobre la villa. El pueblo de Mahamud, en desacuerdo con la decisión real, dio un mal recibimiento al controvertido valido, borrando además sus escudos de armas de las murallas de la localidad.
Uno de los episodios que peor recuerdo guarda la historia de la villa es el paso del ejército francés durante la Guerra de la Independencia, que dejó un rastro de miedo y destrucción entre los habitantes de Mahamud de principios del siglo XIX.


CALLES, CASAS Y RINCONES
El aroma medieval que se respira en Mahamud nos invita a conocer historias con muchos siglos de vida: Los asentamientos mozárabes, que dejaron su tecnología acuífera en pozos y acequias, la importancia de familias de gran poder económico y político en el medievo o algunos episodios de gran relevancia histórica hacen de esta villa un tesoro donde encontrar muchos vestigios de su importante pasado.
El ayuntamiento de la villa, sito en la Plaza Mayor y frente a la iglesia de San Miguel, tiene su sede en un palacete gótico-renacentista. En el centro de dicha plaza podemos ver un rollo jurisdiccional fechado a principios del siglo XVI. Estas colosales columnas de piedra se erigían tras la concesión por parte de la Corona del privilegio de villazgo a los señores de las villas, que podían impartir justicia en nombre del rey. A menudo se humillaba, azotaba o ajusticiaba delante de todo el pueblo a los malhechores que delinquían por la zona como medida ejemplarizante o de escarmiento. También la Santa Inquisición hizo uso de estas picotas…
En las calles de Mahamud podemos encontramos con varios pozos que, ante la ausencia de río en el pueblo, daban de beber a las gentes y al ganado.


IGLESIA DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL
Se alza en la parte alta de Mahamud y es su postal más conocida. Es un templo de tres naves, con crucero y amplia cabecera, declarado Bien de Interés Cultural en el año 1983.
Su fábrica guarda una curiosa trayectoria artística y arquitectónica que, de forma resumida, es la siguiente:
Comenzada en el siglo XIII fue reformada durante centurias añadiendo naves, muros, eliminando puertas… La cabecera es de las primeras décadas del siglo XVI, que transformó el templo estableciendo su actual estructura.
A día de hoy hay tres entradas, aunque podemos ver tapiadas otras dos y por las que el pueblo accedió al templo siglos atrás. La puerta que se utiliza habitualmente para entrar a los oficios es la que se abre en la fachada barroca que da a la Plaza Mayor de Mahamud.



El interior de la iglesia, de gran altura, ofrece varios tesoros al visitante.
Nada menos que diez retablos embellecen las paredes del templo, conformando toda una colección de estilos y corrientes artísticas. También pinturas y esculturas funerarias adornan el salón y capillas del templo.
Es muy destacable el retablo-sepulcro de San Juan Bautista, de estilo plateresco, que además de una bella pieza escultórica guarda a sus pies dos sepulcros de la familia de los Quintanadueñas, unos ricos mercaderes del lugar que patrocinaron su construcción. Se encuentra a la izquierda del altar y unos atribuyen su realización al taller de Felipe Vigarny, otros al de Juan de Balmaseda.
Pero la joya de la iglesia de Mahamud es el retablo mayor de San Miguel, ensamblado por el artista alavés Domingo de Amberes (autor, entre otros, de los retablos mayores de Pampliega, Isar y uno lateral en Palacios de Benaver) y policromado por Juan de Cea ‘El Mozo’. Esta obra fue realizada entre 1566 y 1577 y restaurada por la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León entre los años 2003 y 2004, devolviendo al retablo todo su esplendor. Tiene tres cuerpos y cinco calles y destacan la calidad escultórica y la grandiosidad de sus formas. Para muchos historiadores del arte este retablo de Mahamud es la obra maestra de Domingo de Amberes, pieza que no pudo ver culminada al fallecer años antes de su acabado, en 1572.
También existen varios sepulcros de personajes ilustres de la zona en el interior de la iglesia, como Ruy López o el matrimonio formado por Martín Fernández de Monasterio y Mari González, enterrados en la Capilla de Santiago. En esta sala nos encontramos una sobresaliente pila bautismal románica procedente de la ermita de San Andrés, actualmente en ruinas y de la que más abajo hablamos.
Es también muy relevante el púlpito, de estilo gótico mudéjar, decorado con bellas ornamentaciones.


ERMITA DE SAN ANDRÉS
En la parte baja de Mahamud, sobre una loma y junto a un antiguo depósito de agua elevado, se encuentran los restos de la ermita de San Andrés.
Los vestigios de esta iglesia, de escasa relevancia, guardan en el silencio de su ruina un buen puñado de historias que sí son de gran interés.
Alzada a finales del siglo XIII era un templo de uso privado y sirvió como lugar de enterramiento del noble caballero castellano Sancho Sáiz de Carrillo. A lo largo  de los siglos fue modificada y reconstruida en varias ocasiones. Uno de los pocos restos importantes que quedan en la ermita es una inscripción en un capitel que reza "AÑO DE 1745", época en que debió de sufrir alguna transformación arquitectónica.
Pero vamos con la historia. El citado noble Sáiz Carrillo fue enterrado en la ermita de San Andrés a principios del siglo XIV en un sepulcro de enorme interés artístico. Éste estaba cubierto con unos plafones adosados a la madera e ilustrados con unas pinturas sobre pergamino. Estas obras, que representan a plañideras vestidas de negro además del escudo del caballero, son de un incalculable valor y suponen una de las cimas artísticas de la pintura gótica lineal española. Tras permanecer hasta principios del siglo XX en Mahamud en la actualidad se conservan el el Museo Nacional del Arte de Cataluña, en Barcelona.
También hay que apuntar, como hemos comentado antes, que la pila bautismal de esta ermita, románica de finales del siglo XII, se encuentra en la Capilla de Santiago de la Iglesia de San Miguel de la localidad.


ERMITA DE LA VIRGEN DE BÁSCONES
Para finalizar la visita nos fuimos a un lugar muy querido en la zona. Desde la Plaza del Soltadero, en la parte baja de Mahamud, surge un camino hacia una zona de llanos y pinares donde se podemos encontrar, a unos 5 kms., la ermita de la Virgen de Báscones. El principio del trayecto está asfaltado pero en pocos cientos de metros pasa a ser un camino en buen estado. Al llegar a una bifurcación hay que coger la senda de la izquierda para llegar a la ermita, sita junto a un pinar y unas construcciones en ruinas.
Parece que este pequeño templo, en su primitiva construcción, era la iglesia de los vascones que ocuparon estos territorios tras la Reconquista. Su construcción se remonta al siglo XIV.
Entorno a la ermita se celebra todos los años, el domingo posterior a San Isidro, una romería en honor de Nuestra Señora de Báscones. Es una fiesta muy popular en toda la comarca, con misa de campaña y comida campestre. Hasta allí se acerca la imagen de la Virgen, muy querida por el pueblo y que permanece durante el año en la iglesia de San Miguel de Mahamud.

martes, 6 de marzo de 2012

Vivar del Cid


A muy pocos kilómetros de la capital de la provincia, en el alfoz de Burgos, se encuentra esta pequeña localidad inevitablemente unida al burgalés más universal: don Rodrigo Díaz, el Campeador.
Vivar del Cid se encuentra en un valle formado por el río Ubierna, entre los municipios de Quintanilla Vivar y Sotopalacios, siendo pedanía del primero.
Vivar rezuma historia por todos lados. Las referencias en calles, casas y negocios al universo cidiano son omnipresentes durante el paseo y la estancia del visitante. Conozcamos algunos de sus rincones más destacables. 

CÓMO LLEGAR
Para acercarse a Vivar del Cid desde Burgos cogeremos la carretera de Santander (N-623) y tras pasar Quintanilla Vivar encontraremos la entrada al pueblo en una curva de la carretera. Son unos 10 kms.

MONUMENTO DEL CID, EL HÉROE DE VIVAR
Aunque no haya ninguna fuente documental rigurosa que dé fe del nacimiento del Cid en esta localidad, numerosas leyendas y tradiciones sitúan en este pueblo el alumbramiento del héroe castellano. El padre del Campeador, Diego Laínez, tenía en Vivar varias posesiones y quizá en una de ellas habitaba con su esposa, Teresa Rodríguez. Otras fuentes llaman a la madre de don Rodrigo Sancha, y otras María. Esta es una prueba más de que muchas de las circunstancias que rodean la vida del Cid están llenas de huecos y sombras, donde los datos legendarios se mezclan con lo histórico y lo inventado, muchas veces es difícil determinar dónde empieza lo riguroso y dónde lo novelesco...
La fecha del nacimiento de don Rodrigo también es un incógnita. Hay fuertes defensores de 1043 y otros de 1051. Los últimos estudios la sitúan en 1048, en todo caso no más allá de 1050. Sí está documentado el día de su muerte, el 10 de julio de 1099 en Valencia.
El monumento a Rodrigo Díaz de Vivar, sito en el llamado Solar del Cid, es a pesar de su modernidad la imagen más reconocida del pueblo. Realizada por el artista valenciano Francisco Alberto Catalá Blanes, fue un regalo del propio escultor al pueblo en 1963. En un principio fue colocada sobre un gran pedestal de granito. Años después la imagen fue instalada en un pequeño estanque junto a un murete donde hay inscritos algunos versos del Cantar, creando un conjunto escultórico realmente bello.

  
IGLESIA DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL
Rodeada por un alto pretil la iglesia de San Miguel se alza poderosa en la zona este de Vivar. Sus orígenes son románicos, del siglo XI, pero la actual parroquia se erigió en el siglo XVI. Es un templo con una sola nave de fuertes muros. La portada es neogótica. El interior es gótico renacentista, trazado por Domingo Heras y Lucas Berruelo, en 1596. Destacan dos retablos: uno clasicista realizado por Mateo Fabrico en 1643 y uno lateral de estilo barroco de 1753. También se puede contemplar en esta iglesia una pila bautismal románica.


CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DEL ESPINO
Las raíces de este célebre monasterio se remontan al año 1251. Según una tradición popular, durante la invasión musulmana, unos fieles de la zona escondieron bajo tierra unas imágenes para preservarlas de la destrucción. Años más tarde fueron halladas estas esculturas: San Ildefonso, San Andrés y la Virgen del Espino. A esta última talla se le atribuyeron ciertos milagros en la época por lo que se decidió venerarla en un lugar apropiado. Así se erigió una ermita, sobre la que tiempo después se levantó el monasterio actual, fundado por el Adelantado Mayor de Castilla Pedro López Padilla y su esposa Isabel Pacheco en 1477, donde habitaban un numeroso grupo de religiosas bajo la Regla de Santa Clara.
Los siglos han visto crecer y padecer la historia de este cenobio. Un grave incendio casi lo destruye en su totalidad en 1620. A principios del siglo XIX la Guerra de la Independencia sacó a las religiosas del monasterio, cobijándose durante los años bélicos en casas de vecinos de la localidad para regresar a él tras finalizar la contienda contra el ejército napoleónico.
Otra de las grandes historias que guarda este convento es el Cantar del Mío Cid. En un arcón que se exhibe en el cenobio se guardó el manuscrito firmado por Per Abbat durante siglos tras encomendarle esta custodia el concejo del pueblo en una fecha desconocida. El códice salió del monasterio en 1776 de la mano de Eugenio Llaguno y Almírola, historiador y político de alto rango. Tras transitar entre muchas manos, peligros y lugares del mundo fue cedido por la Fundación Juan March a la Biblioteca Nacional en 1960, donde se conserva actualmente como uno de sus grandes tesoros.


El MOLINO DEL CID
Al final del pueblo, tras el monasterio de Nuestra Señora del Espino, nos topamos con un establecimiento de hostelería muy popular que desde febrero de 2011 permanece cerrado: el Mesón 'El Molino del Cid'. Según la tradición esta gran casona se encuentra sobre los terrenos donde la familia de don Rodrigo tuvo hace muchos siglos un molino que molturaba cereal gracias a las aguas de un cauce que se nutre del río Ubierna y que pasa bajo la construcción. En el siguiente enlace del sitio web www.caminodelcid.org podemos leer una estupenda entrevista realizada a los propietarios del mesón. Leer aquí.
El puente sobre el cauce tiene una barandilla que ilustra el recorrido del Camino del Cid, que precisamente se inicia en este lugar. Adosado a la fachada del molino hay un monolito que indica la "Legua 0" de esta ruta que comienza en Vivar y finaliza en Valencia tras atravesar cuatro comunidades autónomas (Castilla y León, Castilla-La Mancha, Aragón y Comunidad Valenciana). Junto al molino y el canal hay una estatua conmemorativa del Cantar del Mío Cid, con un águila.